Se cumple algo más de un lustro desde que la Generalitat Valenciana, a petición del Excmo. Ayuntamiento y la Asociación de Fiestas de la Purísima, reconocía, protegía y declaraba como Bien Inmaterial de Relevancia Local el Cant dels Angelets, y lo inscribía en el Inventari General del Patrimoni Cultural Valencià.
De origen gregoriano, preludia nuestras fiestas patronales, contando con una melodía de gran candor que ha sido estudiada y analizada por destacados musicólogos, como el maestro Manuel Palau Boix que lo calificó de “auténtica joya musical”, el Rvdo. P. Vicente Pérez Jorge, que anotó su origen atribuyendo su autoría a algún clérigo, o Bernardo Adam Ferrero, quien afirmaba que “su música es uno de los tesoros del arte valenciano de su tiempo”.
Inalterable a través de los siglos, desde aquel 3 de febrero de 1662, nació como consecuencia del pronunciamiento del Breve Pontificio de Alejandro VII a favor de la Pureza Inmaculada de María.
La Villa de Ontinyent, con singular regocijo de sus pobladores, admiró y aplaudió aquel año un bello y singular cortejo formado por más de trescientos niños vestidos de ángeles a los sones de la música, contando con una imagen de la Concepción. Esta comitiva acompañaba a un músico de la catedral de Valencia, quien vestido de ángel y montado sobre un caballo, entonó con hermosa voz y gran melodía, por calles y plazas, bellas estrofas que agradaron a los “Magistrados y Padres de la Villa”.
La proclama que invita a festejar la pureza de María, fluye sin ningún acompañamiento instrumental, contribuyendo e incrementando el caudal musical que conforma nuestro acervo patrimonial, heredado, transmitido y enaltecido de generación en generación.
Su música, viva e inalterable, queda registrada, entre otros libros, en las páginas del semanario La Paz Cristiana; en el Tomo I del Cancionero Musical Popular de Felipe Pedrell Sabaté; en los Cuadernos de Música Folklórica Valenciana, publicados por el Instituto Alfonso el Magnánimo; o en La Música en Onteniente del P. Vicente Pérez Jorge OFM.
El Cant Angèlic ha sido utilizado por músicos y galardonados compositores como: José Mª Valls Satorres, en su obra La Marxa dels Creuats; Miguel A. Sarrió Nadal al crear la marcha de procesión María, en la que intercala pasajes de partituras marianas locales; David Castelló Silvestre al escribir en el pentagrama Els Angelets, un pasodoble de gran majestuosidad, que ha sido interpretado en las entradas de bandas de música en la fiestas de Moros y Cristianos de Alcoy, El Campello o Cocentaina; o Vicente G. Casanova Martínez en su pasodoble Asguinaldo, que acompaña a los angelets en el tradicional acto de recaudación de fondos para venideros festejos.
Fue en 2012, con motivo del 350 Aniversario de los Angelets, cuando Bernardo Adam Ferrero compuso la extraordinaria cantata Els Angelets. La obra, con letra del Pbro. D. José Mª Royo Mendaza, “se ofrece en tradicional romance y arropa el elevado virtuosismo de la composición para coro y orquesta”, contó con la voz del periodista José Luis Torró Micó como narrador. Sería su postrera obra creada y dedicada a Ontinyent, la ciudad, cuna natal de su madre, que conoció y visitó en numerosas ocasiones y que admiró y aplaudió su genio creativo.
Además ha sido y sirve de estudio y análisis a muchos de los ontinyentins que han cursado sus estudios en distintos conservatorios superiores de música, como Miguel Ángel Sarrió Nadal, David Castelló Silvestre, Rubén Penadés Silvestre o Pau Barberà Pla, entre otros. Sirva como ejemplo lo sucedido durante la finalización del curso 2018-19 en el auditorio de la Escola Superior de Música de Catalunya, cuando fue reinterpretado el Cant dels Angelets i el Ball del Gegants, en un concierto de fin de grado. Sería el ontinyentí Pau Barberà Pla, quien presentó al acordeón este proyecto, en la especialidad de interpretación de música tradicional, obteniendo la calificación de “Matrícula de Honor”. Durante el concierto el músico contó con la colaboración de su grupo: Sons d’Embat. Esta interpretación puede ser visionada a través de la plataforma YouTube.
En el crepúsculo del otoño, el acto dels Angelets, con su sencillez y amor, constituye un signo de nuestra propia identidad, un valor patrimonial intangible que consigue emocionar, pero sobre todo, un acto enraizado en el corazón de nuestro pueblo, que nos caracteriza y nos define, anclando a nuestra ciudad desde el siglo XVII.