Hace ya mas de 12 años que llegue a Ontinyent. Una de las primeras cosas que me llamó la atención fue su extraordinaria vida cultural. Contamos con 4 bandas de música de altísimo nivel, una orquesta sinfónica, numerosas y prestigiosas escuelas de danza, uno de los pocos cineclubs que sobreviven en España, el Utiye, diferentes grupos y asociaciones musicales y un larguísimo numero de asociaciones, agrupaciones , etc.
Igualmente asombrosa es la expresión cultural que representan la larguisima tradición de fiestas populares; desde las fiestas de la Ermiteta hasta los Moros y Cristianos. Nos encanta celebrar y lo hacemos con total entrega y devoción.
Pero al igual que observé esta extraordinaria capacidad cultural también observé que todas estas expresiones sociales funcionaban de manera prácticamente autónoma, y no formando parte de un todo cultural. De esa manera se pierden numerosas oportunidades como sociedad.
Parece evidente pues la necesidad de que exista una política cultural, es decir, una voluntad de intervención municipal en relación a la creación y al acceso a las distintas formas y expresiones culturales, lo cierto es que no es posible imaginar a nuestra ciudad sin referirnos a la cultura . Y, en este sentido, un gobierno local que quiera defender una idea de ciudad, que quiera proyectar en sus espacios y dinámicas de intervención un conjunto de valores e ideas, no puede dejar de tener una política cultural. Es decir, un programa de acción que, al margen de salvaguardar el patrimonio y de cuidar de lo que denominaríamos alta cultura , trate de establecer prioridades, ayude a poner en práctica valores considerados esenciales, redistribuya costes y beneficios, mejore dinámicas de acceso, obtenga beneficios en términos de prestigio y económicos o reconozca sujetos y colectivos desde sus distintas prácticas.
En una ciudad de ADN puramente industrial como la nuestra hemos de buscar en los elementos culturales los elementos que nos unan y nos hagan avanzar como sociedad
Hemos de hacer coexistir inversiones en infraestructura cultural, impulso de industrias creativas, modulos para artistas, con presencia de espacios para oficinas y con centros comerciales de formato innovador. Tenemos que llevar a nuestras cultura, a nuestras fiestas al siguiente nivel. Hemos de hacer que nuestras fiestas de Moros y Cristianos sean reconocidas como fiestas de interés turístico internacional, tenemos que llevar a la Orquesta Simfònica Caixa Ontinyent a ser reconocida como Orquesta de prestigio internacional. Hemos de conseguir una programación de danza clásica que atraiga visitantes a nuestra ciudad. Se trata de invertir en cultura desde una política municipal que desarrolle nuestro enorme potencial cultural.
La fuerte y pujante industria del turismo es asimismo importante en este giro de política cultural que estamos proponiendo. Hemos de hacer ver Ontinyent como espacio único a visitar. Tenemos que dejar de ver la cultura como un gasto y pasar a verla como una inversión. Contamos con elementos de sobra para ello. Coordinando todos estos factores e invirtiendo en ello podemos hacer de nuestra ciudad todo un referente, poniendo en valor todo nuestro potencial.
Al igual que muchas otras ciudades en todo el mundo, hemos de construir nuestro propio perfil y marca, usando distintos instrumentos, buceando en nuestra historia, en nuestras tradiciones, en nuestras fiestas, para mejorar atractivo e imagen.
Y con esta estrategia la cultura será elemento que permita mejorar la capacidad de acción de los individuos y colectivos, su inclusión plena en la vida urbana y su calidad de vida.